26/4/11

Con copia oculta

Muy pocos son ya los que no se han subido al tren de Internet. Qué lejos queda ya lo de “…espero que te encuentres bien, nosotros bien gracias a Dios”, qué lejos quedan aquellas cartas de amor donde se introducía una rosa al ser amado, unas gotas de un aroma especial, ese papel a rayas o milimetrado donde el que no era poeta descargaba toda su potencia emocional.

Basta acordarse de uno de estos gestos para darse cuenta de cuanto hemos cambiado…

Tenemos todos un e-mail, cientos de e-mail, profesionales, personales, invitaciones, publicidad, engañosos, virulentos y entre todos circulan los que llamo “pepeses”, algunos los vemos y otros van directos a la papelera de reciclaje.

Profesionalmente protegemos nuestra cuenta de correo frente a spam y solemos dar nuestra dirección a personas que creemos tendrán un buen criterio de utilización de esa cuenta. La protección de datos nos obliga a comprometer esos datos como empresa, sin embargo es una incongruencia que cualquiera reenvía nuestros correos a otros incluyendo nuestra dirección, a veces ni siquiera se dignan a quitar los comentarios personales. Unas veces con el afán de divulgar una idea, un cachondeito, una cita, pequeñas o importantes cosas. Habría que pensar a quién escribo esta carta, a quien le puede importar esto y en calidad de qué, quien me lo ha enviado y si nuestro destinatario va a ser prudente con esa información, pero lo que pasa es que ya no pensamos lo más mínimo. No sé si pensar que actuamos por impulsos y que enviamos estas cosas por afán de protagonismo, de ser el primero, de… yo que sé, normalmente depende de quien te lo envíe sabes si te va a resultar interesante o no, pero somos conscientes de que estamos enviando algo y a quien o a quienes?.

Pasa este correo a todos tus contactos porque si no lo pasas no te toca la lotería, o tu día se nublará, o haz esta encuesta y devuélvela al remitente para que sepa algo de ti… Bobadas!!!

Hay que usar también la razón en las pequeñas cosas, porque si solo sabemos usarla en las grandes, esto querrá decir, que no hemos aprendido nada.


mis regalos de hoy
 
 
 

1/4/11

Llueve en Primavera

Es fruto de la casualidad que algunos días en primavera, llueva?. Es probable que llueva en primavera, pero yo sé que llueve en primavera porque tengo tu referencia.


Así que, querido Teide, después de cuatro años de tu ausencia, sigue lloviendo en primavera y yo acudo a mi cita contigo para recordarte, porque te tengo una piedra guardada, porque cuando veo un solar recorro con la mirada lo que fuiste y lo que me hiciste sentir, si te dediqué gran parte de mi tiempo, no fue, sino para que me hicieras feliz de la forma más sencilla y simple, de gozar de tu compañía, de mirarte y de sentirnos unidos los dos en la calle tan solo con una pelotita y un cigarrito sentados en un bordillo sin necesidad de nada más.